Un buen profesor de idiomas puede ser quien logre que nos enamoremos de un idioma o lo acabemos detestando. En los cursos de idiomas para empresas, además, los alumnos necesitan alcanzar ciertos objetivos y la presión de sus superiores puede complicar aún más la situación. Por ello, en Ontraining intentamos que todos nuestros docentes tengan experiencia en el sector laboral de estos grupos para que logren sus objetivos sin frustrarse.
Un claro ejemplo de profesor todoterreno es Cristóbal, el protagonista de nuestro café de hoy.
¿De dónde eres?
Aunque no nací en Madrid, vivo en Madrid y me considero madrileño de adopción y corazón.
¿Sigues viviendo en el mismo sitio o has cambiado de país/ciudad?
No, desde pequeño tenía claro que quería conocer mundo. He vivido en Irlanda y Sudáfrica y paso mucho tiempo en Inglaterra.
¿En qué idioma te comunicas en tu día a día?
En mis clases y con mis amigos hablo en castellano, pero en casa utilizo el inglés.
Explícanos qué te gusta hacer en tu tiempo libre.
Me gusta mucho cantar, ver deportes en la televisión, jugar al baloncesto y caminar por la ciudad mientras escucho música o la radio con los auriculares. También me encanta salir de cañas por mi barrio.
Recomiéndanos un libro que te haya marcado. ¿Lo leíste traducido?
Recuerdo un libro que leí cuando era pequeño: Momo, de Michael Ende. No diría tanto como que me marcó profundamente, pero disfruté tanto su lectura que no podía dejarlo. Lo leí traducido al español.
¿Qué estudiaste? ¿Cómo te ayuda en tu trabajo?
Estudié Filología Inglesa, el CELTA y Didáctica del Español como Lengua Extranjera.
Sin duda, los conocimientos adquiridos me proporcionaron una base teórica muy importante. Sin embargo, tengo que admitir que los años de experiencia profesional en diferentes contextos académicos, el contacto con todo tipo de alumnos, mi pasión por los idiomas y la docencia así como mi carácter, son factores tan o más determinantes que la formación académica a la hora de desarrollar mi trabajo.
¿Cuántos idiomas hablas? ¿Se te ha resistido alguno?
Hablo castellano e inglés, y me defiendo en italiano y portugués. Me da mucha pena tener el francés tan oxidado porque es un idioma que me encanta. Siempre que veo una película o un documental en francés, me regaño a mí mismo y me digo que debo retomarlo. Quizás pronto me anime a hacerlo.
¿En qué país te ha costado más comunicarte? ¿Cómo te las apañaste?
Siempre he tenido un buen nivel de inglés, pero quizá al principio de mi etapa en Irlanda tuve alguna dificultad para entender ciertos acentos. Sin embargo, una vez que acostumbré el oído, disfruté mucho más de ese maravilloso país. Además, los irlandeses son increíblemente generosos y acogedores, lo que hizo todo más fácil.
¿Has sido formador durante toda tu vida laboral? ¿Qué te impulsó a ser profesor de idiomas?
En la primera etapa de mi carrera trabajé en una empresa de informática. Sin embargo, debido a mis conocimientos de inglés, me encargaba principalmente de tareas relacionadas con la atención al cliente y el contacto con multinacionales del sector tecnológico de todo el mundo. Después de algunos años, decidí dar el salto a la enseñanza de idiomas porque, como mencioné antes, soy un apasionado de las lenguas y descubrí que no se me daba mal la docencia. Ser profesor me ha permitido conocer gente de culturas y realidades muy diversas.
¿Desde cuándo trabajas con Ontraining?
Desde hace unos meses.
Dice el dicho que cada maestrillo tiene su librillo, ¿cómo definirías tu forma de dar clases en Ontraining?
Mi “librillo” es la pasión, la energía y el sentido del humor con los que imparto mis clases, junto con mi amor por el idioma que enseño y la docencia. Me gusta crear un ambiente relajado que favorece que el alumno se suelte en clase. Combino un enfoque comunicativo predominante con una base gramatical sólida que los alumnos puedan usar como referencia, pero sin sobrecargarlos con interminables listas de reglas.
Por último, ¿qué consejos le darías a una persona que está aprendiendo tu idioma?
En primer lugar, debe tener motivación. Sin ella es muy difícil progresar en el aprendizaje de un idioma. Aunque considero que aprender un idioma es apasionante, en ocasiones puede ser frustrante porque te obliga a salir de tu zona de confort y, al principio, no puedes expresar todo lo que quisieras.
En segundo lugar, es fundamental trabajar fuera de clase. La clase es la ocasión para practicar y consolidar lo que se ha revisado previamente en casa.
En tercer lugar, hay que aprovechar cualquier oportunidad para «tirarse a la piscina» y practicar el idioma.
Y, por último, pero no menos importante, es esencial tener una actitud comunicativa en las clases para aprovecharlas al máximo.