No hay dos conversaciones iguales. Cada comunicación es un mundo con sus propias reglas e inercia. Hace diez años, un blog sin comentarios era una idea ridícula y estúpida. Ahora, sin embargo, cada vez es más normal.
¿Por qué un blog sin comentarios?
Puede que tus lectores sean lo suficientemente hábiles con las redes sociales como para esperar que albergues conversación tras conversación entre las cuatro paredes virtuales de tu blog. Si saben que lo más importante de la conversación es que tú sepas qué piensan, no es tan descabellado pensar que te lo hagan saber por LinkedIn, Facebook o Twitter.
Además, las redes sociales han crecido tanto que a menudo resulta más fácil comentar directamente allá donde se ve el enlace del contenido que en el contenido mismo. De hecho, es la compartición de esos mismos enlaces, noticias y artículos interesantes, lo que conecta una conversación que nace en tu blog con aquellas personas en las redes de tus lectores.
Esa conexión nació, entre otras cosas, porque las personas que querían comentar se cansaron de ver sus aportaciones enterradas entre spam. Es cierto que existe Akismet y muchas otras plataformas anti-spam, pero es aún más cierto que esas herramientas requieren un cuidado y atención que la mayoría de los generadores de contenido no desean.
Trasladar a las redes sociales aquellas conversaciones que antes se tenían al final de los posts, dejando a cientos de blogs sin comentarios, es una solución en mano de los propios lectores. Una reacción orgánica lejos de nuestro alcance administrativo y ante la que tampoco debemos preocuparnos.
¿Y cómo se conversa en un blog sin comentarios?
Esta manera de hacer las cosas implica que las respuestas suelen ser más concisas y, más importante, aportan más contenido útil a la conversación. Ya lo hemos dicho antes: lo bueno de un blog sin comentarios es que conecta una conversación concentrada en una ubicación con redes más amplias. Para hacer atractiva esa conversación y que las redes se viralicen y tiemblen, lo mejor es darle valor. Y esa tarea se la asignan los propios lectores.
Como deja de ser una relación de acción-reacción para convertirse en una cadena de acción-acción, no importa quién es la fuente. Si el autor original del enlace aparece en un intercambio de menciones, esa relación es más horizontal.
Todos aportan contenido y entonces nadie tiene más valor que otra persona. La jerarquía se rompe, a menos que el autor original siga aportando valor. Lo que se consigue más fácilmente compartiendo constantemente.
Hace diez años, un blog sin comentarios era una idea estúpida. Pero de la misma manera que no hay dos conversaciones iguales, aquellas eran muy distintas de las actuales. Y esa es una idea nada ridícula a la que, tarde o temprano, habrá que hacerse a la idea.
Gran aporte, me ha gustado lo aplicaremos.