Cualidades de un buen trabajador: 10 aptitudes clave y cómo detectarlas

Las cualidades de un buen trabajador, cuando preguntas por ellas a quienes están en puestos de recursos humanos o de gestión de equipos, suelen acarrear sorpresa. Pues suelen tener más que ver con actitudes que con conocimientos. Son las llamadas soft skills, ¿te suenan? Las empresas cada vez son más conscientes de ellas, y las evalúan en sus candidatos. 

El currículum no lo es todo en el mundo laboral, de hecho, es solo el inicio. En un mundo laboral tan segmentado como el actual, los conocimientos casi que se dan por hecho en un proceso de selección. Lo ideal, entonces, es poner el foco en evaluar otras aptitudes. ¿Cuáles son? Pues aquí os traemos las diez cualidades de un buen trabajador.

1. Creatividad

Por muy bueno que sea el expediente académico de un candidato, por muchos trabajos que hay desarrollado, si no tiene creatividad seguramente nos lastre. Una persona que demuestre un pensamiento out of the box tiene muchas más papeletas para convertirse en alguien que aporta un valor diferencial

En un proceso de selección se puede evaluar la creatividad de un candidato a través de diferentes métodos. Algunos pueden ser:

  • Pedir la resolución de un problema complejo.
  • Diseñar un producto, servicio o campaña.
  • Idear una innovación de cara a la compañía.

2. Asertividad

La asertividad previene los conflictos. Las personas que saben decir qué necesitan se encuentran más cómodas en su trabajo, y no acumulan rencor o malestar que luego pueden dar rienda suelta a través de la pasivo-agresividad.

Pese a que a veces encontrarnos con una persona que sabe lo que quiere y pelea por ello nos puede resultar incómodo, es una incomodidad momentánea. Sobre todo, porque nos pone siempre en un plano realista: conocer los límites del otro es clave para entender si encajan con las necesidades propias.

Detectar a las personas asertivas es relativamente fácil: son aquellas que marcarán los límites claramente desde el principio. Respecto a sus derechos laborales, sus expectativas salariales o la cultura laboral. Y si no tienes claro si alguien es asertivo o no, simplemente hazle alguna pregunta situacional que le haga hablar de sus límites (por ejemplo: “tenemos un proyecto muy importante que terminar, nos quedan dos días y vemos que no llegamos, ¿cómo lo gestionarías?”).

3. Comunicación

Las habilidades de comunicación son esenciales para una buena vida en cualquier persona. Y una de las características de un buen trabajador. Un buen comunicador sabe hacerse entender, pero también entender a los demás. Será una pieza clave en cualquier negociación y le dará una buena imagen a tu empresa solo con emitir un pequeño discurso en una reunión.

Cada día se valoran más las habilidades comunicativas de cara a cualquier puesto de trabajoUna vez evaluamos las capacidades para un puesto de trabajo (certificaciones, conocimientos específicos, idiomas…) y hay que elegir entre varios candidatos, mejor decantarse por quienes mejor sepan comunicarse.

De todas maneras, la comunicación se puede entrenar. Si alguien despunta en cuanto a conocimientos, no dudes en elegir a este candidato. ¡Podréis hacer de esta persona un verdadero embajador si trabajáis sus habilidades comunicativas!

4. Responsabilidad

Aunque suene a tópico eso de “me considero una persona responsable y trabajadora” (y lo sea), necesitamos de estos perfiles en cualquier empresa. La responsabilidad es una de las cualidades personales clave que buscar en un candidato.

Una persona responsable es consciente de dónde está y de los acuerdos que ha adquirido. Asume la responsabilidad de sus acciones y se esfuerza por cumplir con los estándares de calidad y productividad establecidos. Sabe cuáles son las cosas importantes en un trabajo y las prioriza.

Para detectar a alguien responsable, tenemos varios puntos clave:

  • La comunicación inicial: ¿responde rápido a los mensajes, agenda las citas, es puntual y aporta la documentación necesaria en el proceso de selección?
  • Las preguntas que hace: ¿se preocupa por sus tareas, por los deadlines, por lo que sucede si hay algún contratiempo?
  • Por qué ha accedido a la oferta. Las personas que valoran su trabajo tienden a ser más responsables.

5. Colaboración

Uno de los aspectos positivos de una persona en el trabajo es su capacidad para trabajar en equipo y colaborar con otros de manera efectiva. Este tipo de personas se esfuerzan por construir relaciones positivas con sus compañeros. Contribuyen con ideas, comparten conocimientos y apoyan a los demás para lograr objetivos comunes.

Una de las mejores maneras de detectar la capacidad de colaboración, o de trabajo en equipo, de una persona son las dinámicas grupales. En ellas, además, podrás evaluar otras capacidades (como la asertividad). Algunas son:

  • Estudio de caso. Proponemos a los participantes evaluar un escenario y aportar soluciones en un caso que podría ser real en su puesto. Por ejemplo, una crisis de reputación en redes sociales o el montaje de un stand en una feria. La idea en este caso es ver si las personas cooperan consiguiendo una solución mejor de la que conseguirían por sí solas.
  • Debate. Se da a la mitad de los participantes una postura ante un tema y a la otra mitad la opuesta. Por grupos, han de debatir. Es muy útil para ver cómo se apoya a los compañeros que van perdiendo el debate.

Situaciones imaginarias que impliquen toma de decisiones. Por ejemplo “se quema nuestra casa y tenemos que elegir tres objetos de una lista de 15”. Generará debate, en el que veremos si las personas son capaces de integrar las opiniones ajenas y sus argumentos, o no.

6. Iniciativa

Un buen trabajador muestra iniciativa al buscar constantemente oportunidades para mejorar y crecer. Va más allá de las expectativas mínimas y se esfuerza por agregar valor a su trabajo y a la organización. Propone soluciones, sugiere mejoras y se involucra activamente en proyectos y actividades relacionadas con su trabajo.

La capacidad de iniciativa se puede entrever en las preguntas situacionales. Por ejemplo, al preguntar por una historia pasada que la requiriese (siempre camuflándola un poquito). Un ejemplo podría ser preguntar por una situación pasada en la que se sintió orgulloso de su desempeño.

Hay otras evidencias que nos pueden ayudar a valorar la capacidad de iniciativa de un candidato. Preguntar por qué cree que se puede mejorar en la empresa o en el departamento al que aspira es un buen ejemplo. También saber si ha tomado el liderazgo en algún momento de su vida en algún asunto: una asociación universitaria, un voluntariado, etc.

7. Persistencia

Una de las características de un buen empleado es la determinación en el cumplimiento de sus metas, y la perseverancia que utiliza para ello. Una persona que acepta que para aprender hay que fallar, aprenderá y no se rendirá. La persistencia impulsa el crecimiento personal y profesional, y demuestra un compromiso sólido con el trabajo.

En un mundo dominado por la inmediatez, la persistencia es una gota de agua en el desierto. Alguien que no se rinda si no consigue las cosas al momento es una joya en un proceso de selección. Para evaluar la persistencia de una persona, podemos:

  • Proponerle una tarea que sepamos que es superior a su nivel de conocimientos técnicos sobre un tema, para ver hasta dónde llega. En este caso, también podremos valorar su capacidad de asertividad.
  • Presentar un falso problema en el proceso comunicativo. Por ejemplo, decirle que no nos llega un documento adjunto en varias ocasiones. Así podremos ver si trabaja en ofrecer una solución.

Analizar el CV de esta persona para saber si ha abandonado algo que ha iniciado. Si ha sido así, siempre hay que preguntar por qué, pues puede deberse a una falta de persistencia pero también a otros muchos motivos.

8. Flexibilidad

¿Sabes qué es la flexibilidad cognitiva? Se trata de ser capaz de ver que algo que estamos haciendo no nos lleva al éxito y de, como consecuencia, trabajar para cambiar cómo hacemos las cosas. También de adaptarse al cambio y actuar en consecuencia a este.

Una persona con esta habilidad será capaz de detectar pautas que no funcionan antes que otra. Incluso prácticas que han dejado de funcionar. Y buscará soluciones alternativas. Realmente, es una capacidad muy ligada a la creatividad.

Para ver si una persona tiene flexibilidad cognitiva, lo ideal es plantearle un escenario y, de repente, cambiárselo. Por ejemplo, decirle que una entrevista será con una persona y que se la haga otra, o explicarle que solo tendrá que hablar con alguien y plantearle una prueba. Si se adapta, si el cambio no le afecta demasiado y lo sortea, estaremos ante una persona flexible.

9. Ética profesional

Los valores han de valorarse. Una de las fortalezas de un buen trabajador es la de alinearse con los valores de la empresa para la que trabaja. Las normas y reglas establecidas le parecerán más lógicas, y será más responsable. Seguramente trabaje más cómodamente en un entorno que nota cercano y que asume como propio.

Destapar los valores de la empresa y pedir opinión puede ser una buena opción. Aunque puede condicionar a la persona a mostrarse más afín a ellos que en la realidad. Otra opción es preguntar a la persona por los propios valores, ya sea directamente o a través de dilemas morales. Algunos dilemas morales son:

  • El preso. Una persona que fue condenada a diez años de prisión se escapa. Toma una identidad falsa y empieza un negocio. Como empresario, es ejemplar: paga a sus trabajadores más que nadie en la competencia, invierte en asuntos sociales y paga todos sus impuestos, llevando una vida sencilla. Si descubrieses su verdadera identidad, pasados diez años de su condena, y sabiendo toda esta información, ¿lo denunciarías?
  • El soldado. Durante una guerra, un soldado herido es salvado por un soldado desertor del bando enemigo. Ambos se esconden hasta que termina la batalla. El bando del soldado herido resulta ganador. ¿Debe este proteger la identidad de su salvador, poniendo, así, en riesgo su propia integridad (pues pueden detenerlo o ejecutarlo por traición)?

Como vemos, ninguno de estos dilemas tiene una solución correcta. Pero abordarlos nos hará entender si la persona que tenemos delante se alinea con los valores de la empresa.

10. Conocimientos transversales

Muchas personas deciden centrarse solo en un ámbito profesional. Se convierten en grandes expertos, claro está, pero a la hora de enfrentarse a una situación novedosa, diferente, no saben ni cómo empezar. Ante dos perfiles iguales, o similares, es recomendable decantarse por quien tiene conocimientos en otras áreas, pues nos pueden ser de gran ayuda en cualquier momento.

Uno de los conocimientos transversales más valorados, por razones obvias, son los idiomas. Nunca se sabe cuándo una persona, se dedique a lo que se dedique, puede ayudar a resolver un asunto internacional en una empresa.

Conociendo las diez cualidades de un buen trabajador es más fácil elegir

La respuesta a qué es un buen empleado no es sencilla. En este post hemos intentado aportarla, pero probablemente hayamos sido demasiado extensos, o exigentes.

Seguramente es imposible encontrar a alguien que cumpla con todas las cualidades y habilidades de un buen trabajador que hemos listado aquí. Pero siempre podemos usar esta guía como un punto de partida. El desarrollo de los equipos es responsabilidad de las empresas, y muchas de las características aquí listadas se pueden potenciar con una formación continua, ¡por supuesto!

Sobre el autor

Daniel Matilla

Experto en comunicación y aprendizaje. Se ha recorrido varios países con una mochila y los oídos bien abiertos. ¿Su fuerte? Conectar con las personas gracias a la comunicación intercultural. En la actualidad, es el Director de Estudios y colabora con Ontranslation creando contenido.

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