Así es Ontraining

Podríamos fingir que somos infalibles como ordenadores de la NASA, que tenemos la naturaleza sometida a nuestra voluntad. Pero lo cierto es que somos personas y que a veces nos equivocamos y a veces topamos con imprevistos. ¿Lo mejor? Que cuando eso suceda, ya estemos preparados y gestionemos las sorpresas lo mejor que sabemos. Sin perder ni un minuto en defender lo perfectos que somos o maldiciendo a los dioses y las pruebas que nos envían.

Entendemos la sociedad y las empresas como inseparables de las redes sociales. Aunque parezca anecdótico, es toda una declaración de intenciones. Trabajamos conectados a conocimientos globales, abiertos a la colaboración, predispuestos a recibir aportaciones y críticas de estudiantes, clientes o colaboradores, por cualquier canal. Nos gusta estar, darnos a conocer y conocer. ¡Cuántas personas interesantes nos hubiéramos perdido sin Internet!

Hemos sustituido el «No» por un «¿Por qué no?». Así evitamos perder buenas ideas, dejar de escuchar otras voces o apoltronarnos en el status quo. La creatividad es nuestro combustible: nos mantiene vivos y alerta, nos hace cuestionar nuestro trabajo y buscar cómo mejorar. Sin duda, una gran virtud que nos ayuda a ser autocríticos y a evolucionar al lado de nuestros clientes más exigentes.

Estamos en la era de la información y los recursos son inagotables. Por eso incentivamos la autonomía de nuestros estudiantes. Queremos que cada alumno sea capaz de resolver situaciones en el trabajo, sin bloquearse si no tiene a un profesor a mano. Y lo mismo nos aplicamos a nosotros mismos: cuando no sabemos algo, nos buscamos la vida para aprenderlo.

Sin emoción no hay aprendizaje. Se puede estudiar, se puede memorizar y hasta se puede automatizar. Pero eso no es aprendizaje. Adquirir unos conocimientos, desarrollar una habilidad, requiere de razón y de emoción. La risa, el buen rollo, la diversión; ingredientes imprescindibles en nuestras clases. Propiciamos un clima desinhibido, colaborativo y motivador, el clima perfecto para un verdadero aprendizaje.

Para llegar a la meta hay todo tipo de caminos: los atajos angostos, las largas veredas, los caminos rectos, los rodeos curiosos… Cada cliente, cada grupo, cada estudiante es diferente. Y a pesar de que muchos quieren llegar a la misma meta, cada uno prefiere distintos caminos. Nuestros formadores siguen un plan flexible para que cada uno de sus estudiantes aprenda aquello que desee.. ¡Estamos acostumbrados a probar diferentes rutas sin perder de vista el objetivo!