5 mentiras que nos cuentan para vender cursos de idiomas

Hay empresas que se plantean más cómo vender cursos de idiomas que cómo ofrecer una formación de calidad. ¡Cuidado con ellas! No te están vendiendo algo con garantía de devolución en 15 días, sino un programa formativo que debe cumplir unos mínimos de calidad.

Si te equivocas al elegir una escuela de idiomas, nadie te va a devolver el tiempo perdido. Los intentos frustrados de aprender idiomas o las malas experiencias con profesores hacen que el estudiante tenga menos motivación, peores hábitos o vicios lingüísticos y esté menos receptivo a aprender la lengua.

Digamos que un mal curso consigue que le cojas manía al idioma y luego, ni con calzador. Como queremos evitarte esos problemas, queremos recordarte algunas de las clásicas fórmulas que se utilizan para vender formación de idiomas. ¡Atentos! Y pensad siempre que lo importante es la calidad de la formación, no las promesas que os hagan.

1. ¡Aprende en cuatro semanas sin esfuerzo!

Esta táctica no es que sea muy innovadora, y por aquí nos recuerda a las dietas milagro. Igual alguna vez has caído en alguna de ellas y es que no podemos subestimar la fuerza del subsconsciente. 

Sin embargo, tú sabes que no puedes perder 20 kilos en un mes sin esfuerzo. Ni conseguir unas abdominales de portada con sólo dedicar 5 minutos al día. Si no te engañan con esos trucos, no dejes que lo hagan con los cursos de idiomas.

Aprender un idioma requiere constancia en el tiempo, disciplina, y esfuerzo. Evidentemente, has de contar con profesores expertos que te allanen el camino con sus métodos y orientación. Pero el aprendizaje es un proceso activo que implica poner de tu parte.

 

2. ¡Con nuestro método no necesitas hacer nada más!

¿Cuántas veces has intentado replicar esa receta de tu madre sin éxito? Quizás es que no es suficiente con que te pasen la receta. Ni siquiera con ver un día a tu madre en acción e ir apuntando sus pasos.

En las clases te damos fórmulas y dinámicas para practicar un idioma. Pero estás aprendiendo una lengua como herramienta para comunicarte. Tienes un objetivo detrás de ese reto ya sea laboral o personal. Si te limitas a tomar recetas o a practicar sólo dentro de un aula no vas a desarrollar tu habilidad.

Un buen curso de idiomas se caracteriza, en parte, por los recursos extra que te brinda.  Huye de este tipo de promesas, y acércate más a quien te prometa darte materiales alternativos, que puedas disfrutar en casa, para mejorar tus habilidades con los idiomas.

En Ontraining, por ejemplo, solemos recomendar material audiovisual que encaje con cada perfil. ¿Que te gusta el cine? Pues puedes mejorar con los clásicos del cine de este país. ¿Interesado en mejorar laboralmente con tu inglés? Pues lo mejor será que te aficiones a podcasts dedicados a tu sector.

¡Hacer más no es malo! Lo malo es un trabajo extra tedioso y que no te satisfaga… 

 

3. ¡Aprende en 1000 palabras!

Cuando nos preguntan si de verdad se aprende con el método “en 1000 palabras” siempre respondemos: sí, se aprenden 1000 palabras.

Saber 1000 palabras, 5000 o 10000 no te garantiza que sepas un idioma Igual que saberse la tabla periódica no te hace saber química. Sin duda, saber 1000 palabras te da una ventaja para aprender el idioma, y es la cantidad de vocabulario que ya tienes en la memoria. ¡Pero necesitas saber utilizarlo!

De hecho, lo importante de cara a la comunicación es más el saber situarnos y expresarnos claramente que el tener mucho vocabulario. Seguro que en tu entorno tienes personas que tienen un léxico muy amplio, pero tienen dificultades para ser comprendidas, ¿verdad? Por otro lado, encontrarás a otras personas que son precisas y con poco vocabulario consiguen lo que necesitan. 

 

4. ¡El certificado que te abrirá todas las puertas!

Lo que te abre puertas no son los certificados de los cursos de idiomas, sino el hecho de saber idiomas. Por algo en muchos procesos de selección no te piden una copia de tu certificado de inglés, sino que te hacen una prueba. Si tú no estás preparado, da igual que alguien emitiese un certificado.

Además, ya existen pruebas estandarizadas para demostrar tus habilidades con los idiomas, por ejemplo, el IELTS para el inglés o el DELF y el DALF para el francés. A estos exámenes puede presentarse cualquiera, y son bastante efectivos a la hora de determinar tu nivel real del idioma. ¡No pagues por un certificado de nivel de idiomas si no es uno de prestigio!

Por eso no deberías centrar nunca una formación en superar un certificado, sino en lo que podrás hacer con lo aprendido cuando termines. Eso es lo que realmente te va a abrir puertas. ¡Lo repetimos! Lo importante es la calidad de la formación, no el papeleo y la imagen.

 

5. ¡La mejor calidad con un precio muy reducido!

En más de 14 años en la formación nosotros no hemos nos hemos encontrado nunca con una buena calidad a un precio muy bajo, y es normal.

Un profesorado bien formado, una editorial que haga unos materiales excelentes, o un personal de apoyo con orientación al cliente y pedagogos de nivel no van a cobrar baratos sus servicios. Estas personas tienen una larga trayectoria formativa y profesional, y, lógicamente, cobran por la calidad de su trabajo.

Si no los hemos encontrado es porque no existen. No te dejes engañar por falsas promesas, o te venderán un curso de idiomas de baja calidad, con docentes sin formación o experiencia o con poca atención al alumno. ¡No existe la gallina de los huevos de oro!

Confía en expertos en la enseñanza de idiomas que sepan de lo que hablan

Porque un eslogan puede conquistarte, pero en algo tan delicado como la formación en idiomas mejor que no te dejes engatusar. A la hora de comprar un curso de idiomas, pide evidencias más que promesas. 

Hazte preguntas: ¿Están los exalumnos satisfechos? ¿Qué trayectoria tiene mi profesor? ¿Cuál es el método que se sigue? Si estas te satisfacen, entonces fíjate en las ofertas. ¡Seguro que las hay! Así, tu proceso de aprendizaje del idioma será satisfactorio.

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